ILARGI, EGUZKI Y EGUZKILORE


Mari o Maddi es el numen principal de la mitología vasca precristiana. Es una divinidad de carácter femenino que habita en todas las cumbres de las montañas vascas.

Mari, personificación de la madre tierra, es reina de la naturaleza y de todos los elementos que la componen. Generalmente se presenta con cuerpo y rostro de mujer, elegantemente vestida (generalmente de verde), pudiendo aparecer también en forma híbrida de árbol y de mujer. En su forma de mujer aparece con abundante cabellera rubia que peina, al sol, con un peine de oro.

Mari es la señora de la tierra y los meteoros. De ella vienen los bienes de la tierra y el agua de los manantiales.

Gaueko ("de la noche"), el dios de las tinieblas, se decía que comía pastores y ovejas, y por ello se le temía. Por el miedo que inspiraba a los que allí vivían, los humanos pidieron a Mari que los ayudase. Ella les bendijo con la luz de su primera hija, Ilargi (la luna), pero su luz era insuficiente y los humanos pidieron de nuevo a Mari su ayuda, esta vez la Diosa les bendijo con su segunda hija, Eguzki (el sol). Pero la noche siguió siendo peligrosa, y Mari bendijo con su protección cualquier morada que tuviese una Eguzkilore ("flor sol", Carlina acaulis, flor parecida al cardo muy abundante en el País Vasco) en la entrada, si algún espíritu maligno pretendía entrar en la casa y encontraba una Eguzkilore, tenía que pararse para contar los numerosísimos pelos o brácteas de la inflorescencia y el día le sorprendía sin haber terminado su tarea.

COPA PARA RECOGER LOS BIENES DE LA TIERRA Y EL AGUA DE LOS MANANTIALES


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