MIRANDO EL HORNO A ESCONDIDAS.
Me acerco y me cuentas al oído milagros de miles de leyendas que escondes entre brasas.
Me quemas con llamaradas inundadas de misterios de otros tiempos y distancias, con lamentos de promesas que perdieron sus palabras en tus incandescentes llamas ...
Y yo me acerco y te miro a escondidas por el único punto débil que tienes sabiéndome tan pequeño, tan desconsoladamente chico, tan solo entre mis gentes cotidianas, que me apabullan tus rojas llamaradas, tus azules reductores y tus humos encendidos.
A veces me respondes con una pieza mal cocida, pero de continuo callas y cumples con el deseo de ver mi trabajo ofrecido a tu calor. Mientras, mis ojos mran a escondidas y esperan tu veredicto.
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