INTROSPECCIÓN: CERCANÍAS A LAS CONSTELACIONES

Desde que nos iniciamos en 1999, tanto para Maite como para mí, la Tierra se ha convertido en una fuente de inspiración, cuya fuerza telúrica provoca tal impacto que en algunas etapas se ha mostrado con una potencia extraordinaria.

Nuestras piezas no buscan una visión fuera de la realidad, sino muy al contrario, una evasión de la naturaleza. Mientras que la cerámica figurativa se acerca a sensaciones de equilibrio con la madre Tierra, en la cual Maite se está consolidando como una "hacedora de Chamanas"; la cerámica realizada por mí, sobretodo la cerámica mural, elimina la perspectiva y todos los elementos de la composición están tratados con la misma importancia. Casi desde el principio, el trazo comenzó a esquematizar las figuras a partir de formas geométricas así como de líneas curvas y rectas.

Nuestro acercamiento al estudio del surrealismo significó una reafirmación de las premisas técnicas y creativas de nuestra artesanía. Al mismo tiempo este periodo artístico respaldará nuestro posición de que la artesanía y la poesía se distinguen muy poco y de que en nuestras piezas podíamos incluir palabras y frases. De ahí que fuerza un motivo de causalidad y no casualidad la confluencia con Xavier de Tusalle y su LapizCero Ediciones, con Ezequiel de la Hoya y sus horas, Esther Bargach o tantos poetas y poetisas con los que nos relacionamos en estos tiempos.

Pero en nuestro hacer diario rechazamos el automatismo que André Bretón otorga al automatismo. Ni plasmamos sueños ni trabajamos de forma automática. De hecho, si se puede hablar de automatismo es más bien en el momento de la inspiración y no en el proceso de trabajo, que será siempre minucioso y artesanal en el sentido de la atención y el cuidado con que realizamos nuestra obra.

En algunas ocasiones, para exposiciones colectivas, hemos realizado piezas con técnicas variadas y cromáticamente diferentes a las que habíamos realizado al comienzo de nuestro trabajo. Estas piezas se caracterizan por colores más vivos y contrastados. Un claro ejemplo de este tipo de piezas ha sido presentada a lo largo del proyecto COLORES. El vaso globular, que ha sido adquirido por Carlos Touset y Teresa López tenías esmaltes y tonalidades nada comunes en nuestras piezas.

Si la poesía había alcanzado gran importancia en nuestra obra, ahora tiene su espacio la música, que siempre ha despertado mucho interés en nuestro hogar y que el acercamiento a músicos como Eduardo Torres, Daniel Díaz o el mismo Xavier de Tusalle. 

Letras de las canciones, y una estrecha relación con su música nos permitieron realizar el proyecto de el Jazz en la obra de Julio Cortázar que ha sido expuesta en Madrid, Barcelona y Guadalajara.

En una vuelta a nuestro pasado, miramos al cielo nocturno y recordamos las constelaciones de Miró de las cuales bebimos y se contraminaron nuestras piezas. Estos murales parecen representar el orden cosmológico, simbolizan la tierra y las estrellas, el cielo inalcanzable. Las estrellas se representan de maneras muy variadas: dos triángulos contrapuestos, círculos de colores unidos por líneas, cuatro líneas que se entrecruzan en un punto central...

Las bandas de cuatro líneas que delimitan gran parte de nuestras decoraciones representan la Libertad vital y el movimiento de los seres humanos, unen a estos a la tierra en una aspecto real e imaginario. 


La pauta cromática se limita a pocos colores, cuatro o cinco, predominando el negro, bien como fondo o como decoración si la pasta utilizada es banca. Creados a partir de esmaltes personales o modificaciones de aquellos de origen comercial, están condicionados por las formas que, superpuestas, producen las diferencias de color. La distribución del color como en un ajedrezado será una característica de nuestras últimas obras y que esperamos mantener durante un prolongado tiempo.

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