CERÁMICA DE ARCÓBRIGA (ZARAGOZA)

Vaso carenado, de color pardo-ris oscuro. decorado con un representación de dos gallos ante un altar. Parece mostrar un templo, cuya figura central se ha interpretado como un sacerdote con una rama de árbol sobre la cabeza o como un dios-árbol de raigambre celta, lo que estaría reafirmado por la presencia de los gallos y serpientes cornudas, representados a los lados, considerados atributos de divinidades de celtas. 

Muestra un templo, donde la imagen central se ha identificado con un sacerdote que lleva una rama de árbol sobre la cabeza o bien, con un dios-árbol de raigambre celta, lo que reafirmaría la presencia de los gallos y serpientes cornudas, considerados atributos de divinidades de celtas a los lados. F. Marco Simón propone que la divinidad representada pueda tratarse de Silvano o más probablemente Mercurio. C. Sterckx también se ha propuesta que pueda tratarse del dios Sucellus recibiendo en el otro mundo a las almas de los difuntos.

Vasija de cuerpo cilíndrico y boca cerrada. Decorada pintada a pincel con frisos con motivos vegetales, geométricos y animales. 

Se trata de un recipiente realizado ya bajo dominio romano, pero pintado con motivos que siguen la tradición local celtibérica. En este caso imitando a las cerámicas procedentes del taller de Clunia, en la provincia de Burgos. Ese tipo de cerámicas se pueden encuadrar culturalmente en el periodo celtibérico tardío, parte del cual se desarrolla coincidiendo con la republicana romana o con el comienzo de su imperio.

Vasija de barro cocido de color anaranjado con cuerpo de paredes rectas limitado por dos carenas pronunciadas, cuello y parte inferior del cuerpo entrantes. Fondo plano y labio sobre-elevado redondeado. Decoración vegetal pintada a pincel con trazo suelto de hojas acorazonadas de hiedra, en dos bandas separadas por acanaladuras. Mas de la mitad del vaso es una reconstrucción. El motivo representado originariamente se ha relacionado con símbolos funerarios, pero este parece que se halló en un contexto de habitaciones. 

Se trata de un recipiente, procedente de la acrópolis de Arcobriga, realizado ya bajo dominio romano, pero pintado con motivos que siguen la tradición local celtibérica, en este caso relacionada con la del Valle del Ebro central. Ese tipo de cerámicas se pueden encuadrar culturalmente en el periodo celtibérico tardío, parte del cual se desarrolla coincidiendo con la republicana romana y el comienzo de su imperio.