ANIVERSARIO DE NUESTRO AULA DE CERÁMICA PREHISTÓRICA
El territorio donde se asienta Peñaranda de Duero, es una zona fronteriza entre dos mundos en el que menudearon, convenientemente dispersos, una serie de grandes asentamientos, de entre 15 y 20 hectáreas de extensión por término medio, que habrían venido a sustituir a las más numerosas aldeas soteñas y a los pequeños castros en altura, cuya población debió ser alentada, u obligada, a instalarse en las nuevas poblaciones.
Así, Pintia y Ravda en territorio vacceo y Kolouniaco y Secontia Lanka en el arévaco se convierten en auténticos núcleos urbanos que, a decir de los textos clásicos, pudieron albergar miles de guerreros y en los que se organizaba y desde los que se controlaba la actividad política, económica y social; es más, el hecho de que los mismos textos señalen que los romanos orientaban sus campañas contra ciudades concretas permitiría hablar de auténticas ciudades-estado hegemónicas, la suma de cuyos territorios respectivos configuraría la existencia de una región de gentes vacceas o arévacas en contraposición a la posible idea de una nación vaccea o celtíbera.
En los bordes del espacio vacceo y arévaco, en las tierras fronterizas donde está en la actualidad Peñaranda de Duero, se responde también a este mismo patrón de poblamiento junto a las ciudades celtíberas situadas al oeste del sistema ibérico y, de la misma forma, la Brigeco astur en el oeste y Salmantica en el suroeste ya fuera ésta vaccea o vettona.
Pero la base de estos pueblos, según los estudios más recientes, se inscriben en la evolución indígena que desde el Bronce final y sobretodo durante la primera Edad del Hierro constituyen la cultura denominada "Soto de Medinilla". Son antiguos poblados cuya población fue absorbida por las nacientes ciudades cercanas por su valor estratégico.
En el mapa, se muestran las poblaciones conocidas de la cuenca del Duero durante la segunda Edad del Hierro y que tienen sus orígenes en la cultura soteña y Cogotas. 53, Pinilla Trasmonte; 54, Arauzo de Torre; 55, Kolounioku, única romanizada mediante la creación de la vecina Clunia; 56, La Vid y ya en territorio vacceo, 57 y 58 Ravda y Pintia.
La base de todo ese mundo que más tarde desemboca en las culturas celtibéricas y vacceas en este lado del Duero, tiene su base en el mundo de El Soto de Medinilla. A partir de un cierto momento, las gentes que habitaban en las viejas aldeas soteñas se fueron concentrando en un reducido número de asentamientos. De los poblados del Soto que desaparecieron, muchos no llegaron a conocer el torno cerámico y en otros aparecen escasísimos vasos torneados "celtíberos" que delatan el preciso momento de su desaparición, cuando el torno comenzaba a implantarse, durante la segunda mitad del siglo V a.c.
Hemos elegido este periodo por ser, en muchos aspectos, más desconocido que los periodos posteriores vacceos y celtíberos con excelentes aulas arqueológicas en Garray, Clunia, Roa, Peñafiel y Padilla de Duero.
También como enlace entre dos mundos en un momento en el que el complejo arqueológico soteño estaba perdiendo sus señas de identidad y empezaba a aceptarse elementos foráneos como las cerámicas decoradas a peine inciso que con anterioridad eran mucho más escasas y ahora conocen un desarrollo local, con motivos decorativos de peine impreso.
Los cambios previos a la implantación del torno pueden ser considerados como la base del nuevo periodo; un principio, además de un final. La elaboración de vasos torneados sólo tuvo éxito tras asentarse otros cambios previos y profundos y sólo allí donde éstos tuvieron lugar. La concentración urbana fue una de las transformaciones más visibles, pero ella misma se fundamenta en innovaciones técnicas, que dieron lugar a un incremento de la productividad y a un desarrollo económico. Debió de ser en el ambiente de apertura que se pone de manifiesto en la importación de vasos ibéricos y de las producciones decoradas a peine (que venían teniendo éxito al sur del Duero, pero que hasta ese momento
no habían calado en el cerrado ámbito soteño), cuando se incorporó un elemento capital que pudo ser la base del proceso: la reja de arado de hierro, unida a la generalización de los útiles de este metal.
El material elegido ha sido la esparadaña, cosechada junto a los ríos, recortada y atada para su transporte
Una vez en el terreno, se comienza a coser de abajo arriba los haces de esparagaña a nuestro trenzado.
A la par, aprovechamos para iniciar la decoración interior mediante dibujos geométricos sacados de un estudio arqueológico de una vivienda de Soto de Medianilla.
Una vez culminada la cubierta, damos los últimos retoques, colocamos la cerámica pertinente y limpiamos la zona para poder mostrarlo en condiciones.
Nuestro proyecto presenta una vivienda de este periodo prehistórico donde se desarrolló una rica y variada producción cerámica a mano que incluye, desde las especies decoradas con barrocas impresiones “a peine” hasta piezas decoradas mediante escisiones a "punta de navaja" que tienen sus raíces en la cultura de Cogotas, pasando por aspectos decorativos como las incisiones en punto y raya o boquique.
La utilización del molino barquiforme, la cerámica cocida en hornalla en atmósfera reductora que le da su aspecto ennegrecido, las paredes de adobes y tapial cuyo interior está pintado en colores rojo, blanco y negro, y la utilización de un banco corrido que rodea gran parte de la estructura en su interior son elementos que darán forma a este nuevo Aula dedicado a la primera Edad del Hierro con conexiones a las culturas que les precedieron y con especial interés al ajuar funerario campaniforme encontrado en Peñaranda de duero en 1994.
Hemos desplazado las piedras que servirán de cimientos para la colocación, sobre ellas, de los adobes y en una profunda fosa las hemos integrado con argamasa.
Hemos elegido este periodo por ser, en muchos aspectos, más desconocido que los periodos posteriores vacceos y celtíberos con excelentes aulas arqueológicas en Garray, Clunia, Roa, Peñafiel y Padilla de Duero.
También como enlace entre dos mundos en un momento en el que el complejo arqueológico soteño estaba perdiendo sus señas de identidad y empezaba a aceptarse elementos foráneos como las cerámicas decoradas a peine inciso que con anterioridad eran mucho más escasas y ahora conocen un desarrollo local, con motivos decorativos de peine impreso.
Los cambios previos a la implantación del torno pueden ser considerados como la base del nuevo periodo; un principio, además de un final. La elaboración de vasos torneados sólo tuvo éxito tras asentarse otros cambios previos y profundos y sólo allí donde éstos tuvieron lugar. La concentración urbana fue una de las transformaciones más visibles, pero ella misma se fundamenta en innovaciones técnicas, que dieron lugar a un incremento de la productividad y a un desarrollo económico. Debió de ser en el ambiente de apertura que se pone de manifiesto en la importación de vasos ibéricos y de las producciones decoradas a peine (que venían teniendo éxito al sur del Duero, pero que hasta ese momento
no habían calado en el cerrado ámbito soteño), cuando se incorporó un elemento capital que pudo ser la base del proceso: la reja de arado de hierro, unida a la generalización de los útiles de este metal.
La colocación de los adobes buscando un diseño atractivo y posible dentro de la cultura soteña.
Después, con unos jóvenes troncos, hemos trenzado un soporte para la futura cubierta.El material elegido ha sido la esparadaña, cosechada junto a los ríos, recortada y atada para su transporte
Una vez en el terreno, se comienza a coser de abajo arriba los haces de esparagaña a nuestro trenzado.
A la par, aprovechamos para iniciar la decoración interior mediante dibujos geométricos sacados de un estudio arqueológico de una vivienda de Soto de Medianilla.
Una vez culminada la cubierta, damos los últimos retoques, colocamos la cerámica pertinente y limpiamos la zona para poder mostrarlo en condiciones.
La utilización del molino barquiforme, la cerámica cocida en hornalla en atmósfera reductora que le da su aspecto ennegrecido, las paredes de adobes y tapial cuyo interior está pintado en colores rojo, blanco y negro, y la utilización de un banco corrido que rodea gran parte de la estructura en su interior son elementos que darán forma a este nuevo Aula dedicado a la primera Edad del Hierro con conexiones a las culturas que les precedieron y con especial interés al ajuar funerario campaniforme encontrado en Peñaranda de duero en 1994.
La forma, acabado y decoración de estas piezas cerámicas las pone en relación con la función de presentación de alimentos. Las formas inestables con decoraciones que parten del fondo del recipiente y la combinación de técnicas excisa y boquique caracterizan un conjunto interpretado en estos momentos como elemento representativo en el desarrollo de los actos sociales del grupo. La cerámica "de mesa" ha servido como principal referente de la cultura de Cogotas I, desarrollada en la Meseta a partir de un sustrato local. La utilización conjunta de las técnicas excisa y boquique es característica de las cerámicas de Cogotas I, teniendo ambas su raíz en cerámicas campaniformes del grupo Ciempozuelos y en cerámicas neolíticas respectivamente.
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